Menorca, verano del 1979. Más concretamente una casa en la calle Alcántara de Ciutadella. Cuatro amigos. Una preciosa y excelente cámara Nizo-Braun (diseño de Dieter Rams, entonces no lo sabíamos). Y ocho cartuchos de S8, Ektachrome 160, caducados (más baratos) y que sobrexpusimos, por si acaso: sabias del resultado unos 10 días más tarde, lo que tardaban los cartuchos en ir al laboratorio Kodak (c/ Irún 15; Madrid 8) y volver. Por cierto: 8 cartuchos de 3 minutos cada uno, el montaje original dió una duración del corto de 23 minutos: nada de desperdicio, todo a toma única. Y el trípode también era prestado, y sin luces ni focos: había lo que había: un cultura de la frugalidad.
Cuatro amigos: dos parejas. Ese era el material para construir una historia. Los desencuentros y las ¿reconciliaciones?. La voluntad de durar y la dificultad de durar. El ying y el yang. Y sin manual de instrucciones. La alondra traerá cenizas blancas…al amanecer, una metáfora que Shakespeare utilizó en Romeo y Julieta. Y una letra de Dylan, cantada a cappella por Joan Baez. Esos mimbres…
EL CORTOMETRAJE EN VIMEO…ahora, 13 minutos, 21 segundos.
https://vimeo.com/manage/videos/791476151
Ahora, 2023, nos hemos animado, a partir de un telecine no muy estupendo, ajustar tiempos y sonidos, sin traicionar nuestra ingenuidad cinéfila. Y manteniendo, las dos parejas, nuestra estupefacción a esa voluntad de durar, a ese ying / yang que aún nos persigue. Y que «la vida es breve…»
Ninguna pretensión: unos aprendices que aún lo siguen siendo.